Indudablemente todas las personas quieren ser felices. Esta felicidad se busca por todos lados: en el estatus social, en las pertenencias materiales o en la educación, por mencionar algunos ejemplos. Para aquellos que siguen a Jesucristo, Dios ofrece no solo la felicidad, sino el gozo. La felicidad puede ser pasajera, pero el gozo es perpetuo.