Poema de Pepa Mas Gisbert en su voz.
Veo a Sharim de pie
incomprensiblemente de pie
con sus piernas de papel
su vientre hinchado
extrañamente contrapesa su inexistente músculo
no lleva pañales
no hay nada que defecar
si acaso ese pájaro que canta en su interior
y que picotea sus entrañas
Sharim es una jaula que encierra al hambre.
No se si su piel es suave
no puedo acariciarle a través de la pantalla de plasma que nos separa
no se si está solo
pero sus ojos son huérfanos que se mueven sin ver
porque el sol del hambre quema y mutila la inocencia
Sharim se balancea
está oyendo la música de la cuchara y del plato
del arroz que le envié
¡corre Sharim! ¡corre! ¡detrás de ti!
mi grito es seco como lo es el rostro de la agrietada tierra
veo la media luna roja
¡corre Sharim! ¡corre!
la herida del hambre no deja cicatriz
te paraliza
maniata tu ansía y tu cordura
te hace morir la vida de rodillas.
Veo sombras correr
ondulantes bajo la despiadada luz
dejan atrás a Sharim
invisible a sus agonizantes miserias
¡coged a Sharim! ¡cogedle!
no dejéis que sucumba a los perros hambrientos que le habitan
nadie me escucha
el hambre no tiene oídos
solo boca, una enorme boca sin dientes que devora el alma
¡coged a Sharim! ¡cogedle!
llevadle allí donde vais, a la pequeña esperanza del paraíso ambulante
resucitadle.
Pantalla negra
Sharim desiste
pongo una lavadora, tiendo la ropa
me detengo en lo nimio
no quiero que lo universal me estalle en la cabeza
abro la nevera y veo el plato de arroz que sobró ayer
lloro...