Este pasaje del Evangelio de Lucas sigue inmediatamente el relato de la Navidad, llevándonos a la vida cotidiana de la Sagrada Familia. Después de celebrar el nacimiento de Jesús, la liturgia nos invita a contemplar a María, José y el joven Jesús, presentándolos como un modelo para todas las familias. Su vida, marcada por la fe, la obediencia y el amor mutuo, nos inspira a vivir nuestra vocación familiar con responsabilidad y apertura a la voluntad de Dios.
Jesús: Consciencia y misión
En el centro de este episodio encontramos un momento significativo: Jesús, con tan solo doce años, muestra una extraordinaria consciencia de su amor por el Padre celestial. Cuando María y José lo encuentran en el Templo después de tres días de búsqueda, sus palabras dejan entrever la profundidad de su relación con Dios:
“¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”
Esta respuesta revela que Jesús sabe quién es su verdadero Padre y cuál es la misión que lo espera. Su relación con Dios no lo aleja de su familia terrenal, sino que la transforma, abriéndola a una dimensión más grande: la familia universal de los hijos de Dios.