El ministerio de Satanás es acusar día y noche a los hijos de Dios. Desde los días de Job y hasta un futuro cercano, que se nos revela en el libro de Apocalipsis, Satanás no deja de hacer su tarea de fiscal acusador. Sin embargo, la obra de Jesús, cómo abogado de todo creyente, es eficaz a favor del pueblo de Dios. No debemos dejas que las acusaciones demoníacas detengan nuestro caminar con el Señor.