»Cada año, el primer día del mes señalado, al principio del otoño,[a] celebren el Festival de las Trompetas. Convoquen un día oficial para una asamblea santa y no hagan ningún trabajo habitual.

Ofrezcan también un chivo como ofrenda por el pecado, para purificarse y hacerse justos ante el Señor.

El Señor le respondió:

—Toma a Josué, hijo de Nun, en quien está el Espíritu, y pon tus manos sobre él.  Preséntalo al sacerdote Eleazar ante toda la comunidad y públicamente encárgale que dirija al pueblo.

Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. 

Mientras los israelitas acampaban en la arboleda de Acacias, algunos hombres se contaminaron al tener relaciones sexuales con las mujeres moabitas del lugar.  Estas mujeres los invitaron a los sacrificios a sus dioses, así que los israelitas festejaron con ellas y rindieron culto a los dioses de Moab. 

 Finalmente Balaam comprendió que el Señor estaba decidido a bendecir a Israel, así que no recurrió a la adivinación como antes. En cambio, se dio vuelta y miró hacia el desierto 2 donde vio al pueblo de Israel acampado por tribus. Entonces el Espíritu de Dios vino sobre él.

Pero ¿cómo puedo maldecir
    a quienes Dios no ha maldecido?
¿Cómo puedo condenar
    a quienes el Señor no ha condenado?

La burra de Balaam vio al ángel del Señor de pie en el camino, con una espada desenvainada en su mano. 

Entonces el Señor envió serpientes venenosas entre el pueblo y muchos fueron mordidos y murieron.

Enseguida Moisés levantó su mano y golpeó la roca dos veces con la vara y el agua brotó a chorros. Así que toda la comunidad y sus animales bebieron hasta saciarse.