En este episodio, abro mi corazón para contarte una parte íntima de mi historia: cuando llegué a los Estados Unidos con una hija de cuatro años, embarazada, en un país que tampoco sentía como propio y cómo en medio de ese caos me olvidé de mí.
No sabía que el autocuidado no era un privilegio, sino un acto de supervivencia.
No entendía que atenderme no dependía del dinero, sino del permiso que no me estaba dando.
Este episodio es un recordatorio para todas las mujeres que han sentido que se pierden cuidando de todos menos de sí mismas.
Es una invitación a honrar tu historia, a sostenerte con compasión y a entender que tú también mereces cuidado, incluso —y sobre todo— en tus momentos más difíciles.
Te abrazo fuerte mujer!!