Existen, si bien la mayoría de la gente no lo sabe todavía.
Para aquellos que creen que ciertos ovnis podrían ser naves espaciales extraterrestres: es razonable creer que una forma de vida lo suficientemente inteligente para viajar hasta nuestro planeta pueda permanecer aquí, sin que la detectemos.
Alternativamente, podríamos haber sido hallados por ellos y, un mensajero, o emisario estén “en camino”.
Otros recurren a las teorías de la conspiración para alegar que las pruebas de visitas extraterrestres están siendo ocultadas por una élite de políticos, millonarios, banqueros, corporaciones, o gobiernos, que no quieren que el público conozca la verdadera extensión de los contactos.
Existen, han estado aquí, pero no estábamos.
Algunas personas como, Stephen Baxter, han hecho notar que la capacidad de la humanidad para detectar y comprender vida extraterrestre inteligente existe solo desde un periodo muy corto, quizás un siglo.
De acuerdo con este punto de vista, la humanidad simplemente no lleva el suficiente período en la Tierra, como para encontrar vida extraterrestre.
Por ejemplo, hace un millón de años no habría humanos en la Tierra que los extraterrestres pudiesen encontrar.
También habría la posibilidad que haya otros mundos más prometedores que visitar.
Incluso si los extraterrestres hubiesen visitado la Tierra recientemente, podrían haber sido tomados como: entes sobrenaturales, monstruos, criaturas fantásticas, o incluso dioses, por las primeras culturas humanas; de esta manera, pasaría inadvertido cualquier registro de estos contactos, como mitología.
Existen, pero no se comunican con nosotros
Una posibilidad es que escondan su presencia a la humanidad. Podrían hacerlo debido a consideraciones éticas o un deseo de mantener la diversidad cultural y étnica.
También podrían ocultarse, deliberadamente, por diversos motivos, como: evitar su destrucción por civilizaciones aún más avanzadas, querer vivir sin interferencias de otras formas de vida o por la experiencia de nuevos contactos.
Otra idea propuesta es la del zoo, que sugiere que la Tierra está siendo vigilada para su estudio, o por propósitos éticos.
La idea es similar a la ‘Primera Directiva’ de la serie Star Trek.
La humanidad tendría que alcanzar cierto límite ético o tecnológico, antes de ser contactada.
También se ha sugerido que hay la posibilidad de que simplemente no tienen interés en los seres humanos. Esto se debería a que su posible psicología podría ser muy diferente a la hipotetizada, que parte de la premisa que al ser inteligentes, su conducta debería ser similar a la humana y, por ello, tendrían que presentar interés hacia otras formas de vida.
O bien, porque no somos importantes, nuestra civilización sería muy incipiente o común y no tiene nada que aportarles, por tanto no requiere su atención.
Una idea reciente es aquella del empleo de tecnologías de radiodifusión como la radio, que son fundamentalmente un mal gasto de energía y que las civilizaciones más avanzadas podrían no usarlas por esa razón; dado que la radiodifusión es emitida en todas las direcciones y, por ello, se necesitan grandes cantidades de energía para que la señal pueda llegar a una distancia dada. Así, se teoriza que posiblemente nunca podríamos detectar señales de civilizaciones más avanzadas, producidas mediante esta tecnología.
Ejemplo de ello es que las nuevas tecnologías humanas están reemplazando la radiodifusión por la comunicación por cables (fibra óptica), transmisión láser, etc.
También podríamos imaginar que haya vida inteligente en un planeta, pero donde no existen metales como el hierro, cobre, aluminio, etc.
Los habitantes de ese planeta podrían pensar que hay otros mundos habitados, pero no pueden construir un transmisor, ni siquiera un simple electroimán. Ejemplo, los mayas y otras civilizaciones del pasado, estaban culturalmente muy avanzadas, pero desconocían casi por completo la metalurgia; sí, desarrollada en el Viejo Continente.
La vida inteligente no presupone vida tecnológica ni un desarrollo semejante en las formas de vida, conocidas.
Existen y se comunican, pero no los oímos
Otros puntos de vista dicen que los extraterrestres están intentando comunicarse con nosotros, o comunicándose entre sí, pero no los detectamos.
Este problema puede deberse a incompatibilidad o inexistencia de la tecnología necesaria para detectar el tipo de comunicación utilizado, o también que su ritmo de vida sea mucho más largo o más corto que el nuestro, por lo que sus señales sean tomadas como breves trazas sin sentido, o simples pulsos sin conexión entre ellos.
Así mismo, podrían estar utilizando un sistema de comunicación basado en el entrelazamiento cuántico, lo que impediría totalmente interceptar la comunicación con las tecnologías actuales de escucha.
Igualmente, puede suceder que las señales de comunicación que indiquen su existencia no han llegado hasta el momento a nuestro sistema solar, de similar forma como sucede con nuestras señales de radio en la gran mayoría de las zonas del universo.
El concepto de la inmensidad del universo es un fuerte retractor de Fermi. Incluso señales de radio emitidas por formas de vida inteligentes hace miles de años no podrían ser percibidas aún en la actualidad, congruente con este punto.
Las señales de emisión detectables por los telescopios y radioscopios siguen limitados a la velocidad de la luz, aún insuficiente para recorrer distancias cósmicas.
Un ejemplo de ello sería: si una forma de vida inteligente a un millón de años luz, usa actualmente ondas de radio desde hace 5 000 años, a la primera señal emitida le faltarían aún 995 000 años, para llegar a la Tierra.
Han desaparecido
Autores de ciencia ficción han propuesto otra posible explicación: algo o alguien destruye la vida inteligente.
Este tema puede encontrarse en novelas de ciencia ficción como “Pórtico y sus secuelas”, de Frederik Pohl
La vida inteligente tiende a destruirse a sí misma
Las guerras: querra nuclear, guerra bacteriológica, química, agotamiento de los recursos, etc.
Se postula que en algún momento de su existencia, la vida terminará por ser destruida debido a algún fenómeno natural de su planeta o del espacio, ejemplo de ello serían los impactos de meteoritos que se han producido en los planetas y lunas dentro del sistema solar.
Existen, pero no somos conscientes de ellos
A modo de ejemplo, como sucede entre hormigas y humanos, somos conscientes de ellas, pero ellas no lo son de nosotros, excepto que exista una agresión directa que las haga sensibles a una acción que no será registrada como “agresión humana”, sino simplemente como un evento catastrófico de la naturaleza que las rodea.
Las hormigas viven y hacen su complejo trabajo social totalmente ajenas de la existencia humana.
Sin embargo, que los humanos tienen el poder de destruir sus comunidades, no generan en las hormigas temor alguno, porque “lo humano” no existe para ellas.
Son inteligentes, pero no desarrollados
También puede darse el caso de que estas civilizaciones sean formas de vida inteligentes, pero que se encuentren en períodos de su historia semejantes a nuestra edad media, o prehistoria, por tanto faltan cientos y hasta miles de años hasta que lleguen a un nivel de desarrollo tal, que les permita comunicarse con nosotros.
La hipótesis de la Tierra espacial (un lugar del universo con características similares a la Tierra), sugiere que la vida pluricelular puede ser extraña en el universo debido a una posible escasez de planetas parecidos a la Tierra. Pero que sería posible dado al tamaño del universo y la cantidad de galaxias existentes en el.
Estadísticamente existe la probabilidad de que se den juntas estas coincidencias para la existencia de vida parecida a la Tierra, en otros planetas.
Proyecto SETI
(Search for ExtraTerrestrial Intelligence), o búsqueda de Inteligencia Extraterrestre.
Existen numerosos proyectos SETI, que tratan de encontrar vida extraterrestre inteligente, ya sea por medio del análisis de señales electromagnéticas capturadas en distintos radiotelescopios, o bien enviando mensajes varios al espacio con la esperanza de que alguno sea contestado.
Hasta el momento, no se ha detectado señal alguna de claro origen extraterrestre, sin incluir la todavía sin definir “señal Wolf”, pero sí, se han llegado a detectar varias señales SETI.
Los primeros proyectos SETI, surgieron bajo el patrocinio de la NASA durante los años 1970. Uno de los proyectos más famosos, SETI@Home, está siendo apoyado por millones de personas en todo el mundo mediante el uso de computadoras personales, que procesan la información capturada por el radiotelescopio de Arecibo, emplazado en Puerto Rico.
En los últimos años el Allen Telescope Array (ATA), en California, ha sido uno de los proyectos instrumentales más importantes relacionados con SETI. Destinado principalmente a realizar observaciones astronómicas, este instrumento es capaz de buscar señales tipo SETI, de forma sincrónica.
El proyecto SETI, ha trascendido su carácter de computación distribuida al diseñar y llevar a cabo un nuevo programa que se ejecuta en el ordenador del usuario, mediante el cual es posible participar en otros proyectos que requieren grandes cantidades de procesamiento de datos.
Este programa tomó el nombre de BOINC (Berkeley Open Infrastructure for Network Computing).
BOINC, actúa como cliente de proyectos, ahora SETI es uno de esos proyectos.
Algunos proyectos que comparten la infraestructura son:
Einstein@Home: busca púlsares (estrellas de neutrones), usando los detectores de onda gravitacionales LIGO y GEO 600.
Están apoyados por la Sociedad americana de Física (APS).
Climate Prediction: tiene por objeto realizar simulaciones meteorológicas para conseguir realizar previsiones más acertadas.
Rosetta@home: pretende desarrollar un método para la predicción y el diseño de proteínas y sus interacciones.
Un proyecto que puede contribuir a la investigación y búsqueda de solución a muchas enfermedades humanas.
LHC@home: es un programa para ayudar a los científicos del CERN, en las simulaciones de partículas en el interior del LHC (Large Hadron Collider).
Los usuarios pueden libremente apuntarse a los proyectos que quieran.
Hay más de cinco millones de usuarios en más de 200 países que están participando en este programa y han contribuido con 19 000 millones de horas computadora.
Hasta el momento la señal más prometedora analizada por SETI, ha sido la SHGb02+14a, la cual se origina en la constelación de Piscis y Aries, a 1 000 años luz de la tierra.
Lanzado en 1974, en dirección al cúmulo de estrellas de M13 A, bordo de las sondas Pioneer 10 (en dirección a la estrella Aldebarán) y Pioneer 11 (en dirección a la constelación de Aquil) se encuentran sendos mensajes destinados a una posible civilización extraterrestre que pudiese interceptar las sondas.
Lo mismo ocurre en el caso del Disco de oro de las Voyager, en las sondas Voyager 1 y Voyager 2.
Más recientemente en 2008, un equipo de científicos ucranianos ha enviado mensajes en dirección al sistema Gliese 876.4.
El 05 de febrero del mismo año a las 0:00 UTC, la NASA, transmitió la canción «Across the universe»de la banda británica The Beatles, en dirección a la estrella Polaris que se encuentra a 431 años luz de la tierra, utilizando una antena de 70m en el DSN’s, a las afueras de Madrid con el fin de celebrar el 50 aniversario de la NASA, el 45 aniversario de la Deep Spacial Network (DSN) y el 40 aniversario de la canción.
Varios científicos del SETI, han advertido que tratar de contactar con hipotéticas civilizaciones extraterrestres enviando transmisiones de radio al espacio es imprudente, acientífico, falto de ética y potencialmente catastrófico.
Continúa el misterio en torno al primer objeto interestelar detectado en nuestro Sistema Solar. El conocido como Oumuamua —significa algo así como explorador, en hawaiano— fue avistado por primera vez en octubre de 2017 y su atípica trayectoria acelerada y la falta de coma o cola como la de los cometas lleva intrigando a los científicos desde hace año y medio. Entre las explicaciones se barajaba la hipótesis de que fuera un asteoride o un cometa; incluso existe un estudio donde señala que su naturaleza podría ser artificial y que se trate de una nave espacial extraterrestre, rezagada a la deriva en el espacio.
A todas estas explicaciones ahora se suma una adicional. Un estudio reciente liderado por el astrónomo, Zdenek Sekanina (famoso por haber trabajado 40 años en el campo de los meteoros, cometas y polvo interestelar), del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA, sugiere que el Oumuamua está formado por los restos de un cometa interestelar que estalló antes de llevar a cabo su trayectoria más cercana al Sol (perihelio), dejando atrás un rastro rocoso que acabó formando un conglomerado en forma de cigarro.
Su último estudio ha sido publicado en el sitio de preimpresión Archiv.org. Entre sus argumentos, Sekanina, se refiere a una investigación previa realizada por otro famoso astrónomo, John E. Bortle, quien indicaba cómo los cometas débiles en órbitas casi parabólicas que los acercan al Sol, probablemente se desintegran repentinamente poco antes de llegar a su perihelio. Investigaciones posteriores según, Sekanina, también señala que en ocasiones un fragmento considerable de estos objetos podría quedar atrás.
Oumuamua es, aparentemente, un objeto interestelar que pasa a través del sistema solar.
Fue descubierto en una órbita altamente hiperbólica por Robert Weryk, el 19 de octubre de 2017, gracias a observaciones hechas por el telescopio Pan-STARRS1 cuando el objeto estaba a 0,2 UA (30 000 000 km) de la Tierra. Inicialmente se pensó que era un cometa, pero al observar que no tenía actividad, se lo reclasificó como un asteroide, una semana después.
Con base en las primeras dos semanas de observación la excentricidad orbital de 2017 U1, se calculó en 1,195 ± 0,001, la más alta de cualquier objeto estudiado hasta ahora en el sistema solar.
El poseedor del registro anterior era C/1980 E1, con una excentricidad orbital de 1,057.
Sin embargo, este objeto alcanzó su alta velocidad tras un encuentro cercano con Júpiter.
La alta excentricidad de 2017 U1, junto con su dirección de procedencia indica que nunca ha estado gravitacionalmente ligado al sistema solar y, presumiblemente, es un objeto interestelar.
Este es probablemente el primer ejemplo de un objeto interestelar que nos visita y parece provenir de la dirección de la estrella Vega, en la constelación de Lira.
Esta dirección está cerca del ápex solar, la dirección más probable para las aproximaciones de objetos fuera del sistema solar.
Pero, se desconoce cuánto tiempo el objeto ha estado flotando entre las estrellas en el disco galáctico.
El 26 de octubre de 2017, se encontraron dos observaciones precovery del Catalina Sky Survey con fecha 14 y 17 de octubre, de 2017.
Un arco de observación de dos semanas ha verificado la naturaleza fuertemente hiperbólica de este objeto.
Asumiendo que es una roca con un albedo del 10%, tendría aproximadamente 160 metros de diámetro.
Los espectros registrados por el telescopio William Herschel de 4,2 metros, el 25 de octubre, mostraron que el objeto tenía un espectro al rojo como aquellos del cinturón de Kuiper.
Extrapolando la órbita hacia atrás, se calcula que el asteroide pasó por el perihelio el 09 de septiembre de 2017 y que ha pasado aproximadamente a 24 100 000 km de la Tierra, el 14 de octubre de 2017.
El objeto es pequeño y distante y, ya se ha desvanecido a magnitud aparente 2.
Hace cien años, el objeto estaba aproximadamente a 84000 millones de km del Sol y viajaba a 26 km/s con respecto de este. El objeto continuó acelerando hasta que atravesó el perihelio, donde alcanzó un máximo de 87,7 km/s.
Para la fecha del descubrimiento, había disminuido a 46 km/s y continuará desacelerándose hasta que alcance una velocidad de exceso hiperbólica final de 26 km/s.
Esta velocidad interestelar está dentro de ~5 km/s de otras estrellas dentro del vecindario estelar del Sol, lo cual también indica un origen interestelar.
El objeto finalmente se alejará del Sol en un ángulo de 2×acos (1/excentricidad) o 66 desde la dirección de donde proviene.
A medida que sale del sistema solar, será alrededor de la ascensión recta 23h 51m y declinación +24° 45′ en Pegaso8
El 25 de octubre de 2017, en imágenes tomadas por el Very Large Telescope (VLT), se encontró que el objeto no mostraba presencia alguna de coma. En consecuencia, el objeto se renombró como A/2017 U1, convirtiéndose en el primer cometa que se volverá a designar como asteroide.
La falta de coma indica que debe haberse formado dentro de la línea de congelamiento del sistema estelar del que se originó, o que ha estado en la región interna de ese sistema estelar el tiempo suficiente para que todo el hielo se sublime.
Nomenclatura
Al ser el primer objeto conocido de su tipo, Oumuamua fue un caso único para la Unión Astronómica Internacional, que es la encargada de designar los objetos astronómicos. En principio fue clasificado como cometa C/2017 U1, más tarde fue renombrado como asteroide A/2017 U1, debido a que carecía de la coma.
Una vez que se identificó que provenía de fuera del Sistema Solar, se creó una nueva designación para estos objetos:
Oumuamua, como el primer objeto así identificado, fue designado finalmente como 1I, con las reglas sobre la elegibilidad de los objetos para los números I y los nombres que se asignarán a otros visitantes objetos interestelares, aún por codificar.
El objeto puede ser referido como 1I; 1I/2017 U1; 1I/ Oumuamua; o 1I/2017 U1 (Oumuamua).
El nombre proviene del hawaiano ʻoumuamua, que significa ‘scout’ (explorador), de ʻou, que significa ‘alcanzar’, y mua, reduplicado por énfasis, que significa ‘primero, antes de’, describiendo que este objeto es como un explorador o mensajero enviado desde el más antiguo pasado, para llegar a la humanidad.
Se traduce aproximadamente como «primer mensajero distante».
El primer personaje es una ʻokina hawaiana, no un apóstrofe y, se pronuncia como una oclusión glotal; el nombre fue elegido por el equipo del Pan-STARRS15 tras consultarlo con Kaʻiu Kimura y Larry Kimura de la Universidad de Hawái en Hilo.
Antes de que se decidiera el nombre oficial, se sugirió el nombre de Rama, designación dada a una nave extraterrestre descubierta en circunstancias similares en la novela de ciencia ficción de 1973, Cita con Rama, de Arthur C. Clarke.
Otros objetos interestelares
Los astrónomos estiman que cada año, atraviesan la órbita de la Tierra varios objetos interestelares de origen extrasolar (como ‘Oumuamua), y que otros 10 000 pasan dentro de la órbita de Neptuno constantemente.
Si la estimación es correcta, cabría la posibilidad de que en el futuro se pudieran realizar estudios de estos objetos interestelares.
Sin embargo, con la tecnología espacial actual y las altas velocidades que alcanzan dichos objetos, las visualizaciones cercanas y las misiones orbitales son un gran desafío, si bien no imposible.
El 27 de noviembre de 2018, Avi Loeb y su becario universitario en la Universidad de Harvard, Amir Siraj, propusieron una búsqueda de objetos similares a 1I/Oumuamua que se encuentran atrapados en el Sistema Solar como resultado de la pérdida de energía orbital a través de un encuentro cercano con Júpiter.
Llegaron a identificar cuatro candidatos a objetos interestelares atrapados que podrían ser visitados en futuras misiones (2011 SP25, 2017 RR2, 2017 SV13 y 2018 TL6).22 Los autores señalaron que en futuros mapeos del cielo, como el que se realizará con Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos, deberían encontrar muchas más.
Una definición ajustada a Oumuamua
Como afirma Loef en su estudio, este fragmento se asemejaría a “un agregado desvolatilizado de granos de polvo sueltos que pueden tener una forma exótica, propiedades de rotación peculiares y una porosidad extremadamente alta, todos adquiridos en el curso del evento de desintegración”.
Una definición que encajaría con las características del Oumuamua.
Una de las primeras cosas que los astrónomos determinaron acerca de Oumuamua (aparte del hecho de que no era probable que fuera un cometa), era que tenía una forma bastante extraña. Basados en las lecturas del Very Large Telescope (VLT), un equipo de investigadores determinó que el Oumuamua era un objeto alargado, probablemente compuesto por material rocoso.
Un giro caótico
Esto fue seguido por un estudio realizado en 2018, por Wesley Fraser, encontró que a diferencia de los pequeños asteroides y planetesimales en el Sistema Solar (que poseen giros periódicos), el giro de Oumuamua era caótico. En ese momento, el equipo concluyó que era señal de colisiones pasadas.
Sin embargo, según la nueva tesis de Sekanina, podría ser el resultado de la desintegración del objeto original.
Sekanina, realizó comparaciones con dos cometas que se desintegraron cuando alcanzaron el perihelio. En ambos casos, la desintegración de estos cometas implicó un evento explosivo y la liberación de un “monstruoso polvo esponjoso agregado”.
Pero el Oumuamua no muestra una desgasificación, por lo que el investigador señala que estaría sujeto a los efectos de la presión de la radiación solar. Esta teoría ya habría estado recogida por el investigador Avi Loeb, de la Universidad de Harvard y el Centro Harvard-Smithsonian para Astrofísica (CfA), quien negó que la aceleración de Oumuamua al salir del Sistema Solar se atribuyera a la desgasificación, sino a esta presión de radiación que muchos ven como el futuro de los viajes espaciales.
La teoría de la presión de radiación
En pocas palabras, si la composición de Oumuamua incluyera materiales volátiles (es decir, agua, dióxido de carbono, metano, amoníaco, etc.) como un cometa, habría experimentado desgasificación cuando se acercaba a nuestro Sol, lo que habría sido visible cuando se detectó después del perihelio. Sin embargo, este no fue el caso, lo que planteó la cuestión de cómo la presión de radiación podría ser la responsable de su aceleración.
En ese momento, Loeb, sugirió que podría tratarse de una nave espacial extraterrestre. Sin embargo, Sekanina, ofrece una visión más “terrenal” y no se atreve a afirmar que se trate de una nave espacial, sino de “una clase de objeto previamente no estudiado que está sujeto a la presión de radiación” y que ha adquirido esta característica junto con su forma en un “periodo reciente” tras la desintegración, no inherentes al objeto.
El investigador afirma que deberían estudiarse más cuerpos de naturaleza interestelar, sobre todo en busca del posible “padre” de ‘Oumuamua: el cometa del que partió en primer lugar.