Hablamos hoy con Alfredo López Pérez, escritor, comunicador y profundo conocedor de la figura del corsario Amaro Pargo.
Amaro Rodríguez Felipe y Tejera Machado, popularmente conocido por Amaro Pargo, nació un 3 de mayo de 1678, en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), ciudad hoy Patrimonio de la Humanidad, que también le despidió un 4 de octubre de 1747, a la edad de 69 años cuando falleció. Nacido en el seno de una familia humilde, dedicados a la agricultura y a la ganadería, Amaro logró a una edad muy temprana, gracias a la formación recibida en el exconvento de Santo Domingo de Guzmán, y dadas sus condiciones innatas para un aprendizaje rápido y eficaz, y unas cualidades únicas, hacerse a la mar y ascender pronto a capitán de barco, por sus actos valerosos y por ser un buen estratega.
La tradición oral y algún relato literario confunde su oficio con el de pirata, quizás por esos aportes de algunos autores literarios, más propensos a la fabulación y a la invención bucólica – romántica, que a la realidad de los hechos y documentos de la época. Así se fue alimentando su leyenda como pirata, cuando en realidad, era un magnífico comerciante, prestamista, capitán y noble canario (consigue la certificación de Nobleza en Armas en 1727), además de ser un respetado corsario, principalmente por sus enemigos, que le temían.