Con el auge de las redes sociales, se incrementó la cantidad de personas que monetizaron su actividad en estas plataformas. A finales de junio de este año se estableció que las actividades de los "influencers" eran consideradas una renta de tercera categoría y, por ende, debían pagar tributos. Para el coordinador de la Maestría Tributaria de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental, David Zamora, la medida es - todavía - confusa y no cuenta con las especificaciones necesarias.