La misión que Jesús encargó a sus discípulos parecía una tarea complicada y lejos de sus posibilidades, sin embargo, Jesús habría de darles los necesario para lograrlo: su Espíritu Santo.
Dios sabe que sin Él es imposible que lo logremos, por eso, nos ha equipado para que se cumpla lo que ha estipulado por medio de cada uno de nosotros.