Al leer el Evangelio, nos encontramos con las genealogías del Señor. La de san Mateo está al principio. La de san Lucas, situada después de la infancia de Jesús, y puesta como presentación a la vida pública. Y la de san Juan, que aunque no presenta un árbol genealógico, sin embargo, en su prólogo escribe sobre la procedencia de Jesús.
Por eso podemos preguntarnos: ¿tienen interés para nuestra vida, o podríamos saltarnos tranquilamente, para ir a otra materia de más utilidad?