BORRACHERA SIN ALCOHOL
Casi todos los años se reúnen, en distintas ciudades, miles de personas para celebrar la llegada de la primavera haciendo un macrobotellón.
Llegan gente de muchos sitios. Además de los universitarios de la ciudad, también llegan de otras provincias: Jaén, Almería, Madrid, etc.
Durante toda la tarde se ve un río de personas que van con la clásica bolsa de plástico con todo lo necesario.
El ambiente era de ilusión, de alegría por la que se va a armar.
El día de Pentecostés también se reunieron miles de personas en Jerusalén para celebrar la fiesta de la cosecha, que se tenía cincuenta días después de la Pascua.
Venían de Libia, Cirene, de la actual Irak. Casi todos eran judíos nacidos y educados en países extranjeros; por eso hablaban lenguas distintas. Aquello no dejaba de ser un espectáculo curioso.
En ese día los discípulos del Señor estaban reunidos en un mismo lugar, unidos por el miedo, que es lo más penoso que puede unir. Y, de repente, llegó el Amor de Dios (cf. Hch 2, 1-11).