Somos hijos de nuestro tiempo, respiramos un mismo ambiente y no podemos vivir de espalda a él. Es muy humano adaptarse a las opiniones generalizadas del entorno en el que vivimos.
Lo queramos o no estamos influenciados por lo que oímos y experimentamos.
Nuestra persona se compone indudablemente de nuestro yo, pero también de las relaciones que tenemos con los otros y con el medio en el que vivimos. Somos hijos de nuestros padres y también de nuestro tiempo, de nuestro país, de la cultura occidental u oriental.