Jesús seguirá vivo en medio del mundo. Su movimiento no se extinguirá. 

Jesús desea que vivamos su alegría y que esa alegría la vivamos en plenitud.

La fe cristiana empieza a despertarse en nosotros cuando nos encontramos con Jesús.

Jesús es el Buen Pastor, el modelo de Pastor, el verdadero Pastor.

Dichoso quien se atreve a pasar de la duda a la confianza en el Resucitado que viene a poner Luz en nuestra oscuridad y esperanza en nuestra vida. 

El Señor resucitado sigue estando presente en las llagas y heridas de todos los seres humanos que sufren en nuestro tiempo.

La «confianza» es una palabra humilde, sencilla, natural, pero es al mismo tiempo una de las más esenciales para vivir.

María presenció la sepultura de su hijo. Este dolor se intensificó por la incertidumbre del futuro y la separación física de Jesús.

Después de la muerte de Jesús, María recibió su cuerpo bajado de la cruz. Este fue un momento de gran dolor y luto para ella.

María permaneció al pie de la cruz durante la crucifixión de Jesús. Su dolor era inmenso al ver a su hijo sufrir y morir de una manera tan cruel.