A partir de las oraciones y lecturas de la Misa del martes santo meditamos en la virtud de la humildad.

El evangelio nos hace considerar la traición de Judas Iscariote, uno de los apóstoles de Cristo. 

Reconocer que somos débiles, que podemos caer y de hecho caemos. La experiencia de nuestra debilidad nos hará caminar con humildad, tomados de la mano del Señor.

Esta meditación pretende ayudar a tener un tiempo de retiro espiritual en nuestro hogar.

A partir de la liturgia de estos días queremos considerar el amor al Papa, unirnos a su persona e intenciones.

En cada Misa se hace presente el misterio pascual de Cristo, su pasión, muerte y Resurrección. Valor infinito de gracia pues es el mismo Cristo que se ofrece al Padre por manos del sacerdote.

La oración es un diálogo sencillo con el Señor. Es una iniciativa de Dios para todos sus hijos. Lo que toca a cada uno es disponer nuestro corazón. Se aprende a orar orando.