Tras el final de la monarquía en el año 1918 varios departamentos del enorme y esparcido ajuar de la corte se unieron en el Museo de la Platería de la Corte. A partir de 1923 el museo se abrió al público con piezas de las colecciones de porcelana y con objetos de la pastelería, de la bodega, de la cocina y de la lavandería de la corte. Durante su visita le mostraremos diversos aspectos de los quehaceres domésticos de la corte y de las costumbres en la mesa durante la monarquía de los Habsburgo. Tiene delante de usted una numerosa selección de cuencos de cobre, ollas y moldes que dan una idea de la cantidad y diversidad de quehaceres de la cocina de la corte. Los cuencos para rodaballo, las ollas de agua, los cuencos para espárragos, las calderas, los braseros, en cuyas tapas profundas las brasas desprendían un calor inmenso, son objetos que documentan el despliegue que necesitaba una corte de 5000 personas. Los numerosos y diversos moldes de cobre se utilizaban para jalea, gelatina, bizcochos, crema, guirlache y naturalmente para el “Gugelhupf” o bizcocho imperial y dejan testimonio de los platos dulces que se preparaban y del arte de la pastelería imperial. El cobre era en aquella época un utensilio de cocina usual en las casas nobles y de la alta burguesía Este material tenía la ventaja de que guardaba bien el calor y la desventaja de que se formaba pátina venenosa cuando se cocinaban platos ácidos. Por eso había que galvanizar continuamente los utensilios y controlar estaño con regularidad.