La vida nos presenta adversidades que a menudo causan turbación y angustia. Todos atravesamos momentos difíciles, pero debemos recordar que tenemos un Padre celestial lleno de amor y misericordia. Él conoce nuestros corazones y necesidades, y por su gran amor, proveerá para nosotros. En San Juan 14:27, Jesús nos dice: "La paz os dejo, mi paz os doy; no se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo." Podemos confiar en que, aunque las pruebas lleguen, Él nos librará de nuestros temores y nos dará paz.