El deseo de vengarnos es parte de la naturaleza humana, queremos que los sientan lo que hemos sentido cuando nos han lastimado o traicionado; deseamos que paguen la cuenta pendiente que tienen con nosotros, pero la verdad es que la venganza no sana la herida ni repara el pasado al contrario puede producir algo peor. Por eso el mandamiento de la palabra es 1 Ped. 4:19 “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.”