Gaudete es el nombre que recibe el tercer domingo de Adviento en el calendario litúrgico de diferentes denominaciones cristianas, incluyendo la Iglesia católica, la comunión anglicana, muchas iglesias luteranas y otros grupos cristianos, oscila entre el 11 y el 17 de diciembre.

En latín «Gaudete» quiere decir «regocijaos», «alégrense», «estad alegres». Se define así a este día por ser «Gaudete» la primera palabra que se menciona en la celebración litúrgica.

Con las adecuaciones de los oficios ya se pueden utilizar instrumentos diferentes al órgano y estilos de canto diferentes al gregoriano y eclesial.

Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y a varias voces. Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. En el siglo XVIII se produce una transformación significativa del género por influencia de la música vocal italiana que por entonces dominaba el panorama musical europeo. Los villancicos alteran su estructura tradicional introduciendo nuevas secciones musicales a imitación de la cantata, deviniendo en una sucesión de recitativos y arias da capo según el modelo de la ópera italiana. Las obras solo musicales también evolucionaron de idéntica forma.

David Popper fue un pionero desde muchos puntos de vista. Fue el primer profesor de la Academia de Música de Budapest, y se encontró, al iniciar su carrera como docente, con una tremenda precariedad de recursos didácticos y un nivel instrumental muy bajo por parte del alumnado. Popper se puso a componer toda una serie de piezas y un amplio repertorio que contribuyeron al enriquecimiento del panorama musical de Hungría hasta convertir a los violonchelistas provenientes de esta tradición en un colectivo destacado a nivel internacional ya bien entrado el siglo XX.

La escuela napolitana de ópera fue una corriente musical desarrollada en la ciudad italiana de Nápoles entre los siglos xvii y xviii, centrada especialmente en la ópera, aunque también abordó otros géneros musicales, especialmente el oratorio y el concierto.

En la segunda mitad del siglo XVII, en Nápoles se inició un estilo más purista, más clasicista, con argumentos simplificados y óperas más cultas y sofisticadas. Por entonces, Nápoles era una posesión española, y la ópera contó con el patrocinio de los virreyes españoles, especialmente el conde de Oñate.

Las cuatro partes que forman esta sesión de escorpio de 2024 son el resultado de una petición hecha el año pasado pero que llegó tarde pues como es bien sabido las sesiones se preparan con mucha antelación. El motivo no es otro que laboral.

La interesada me recordó las sesiones de la radio donde un compositor famoso ejercía de padrino, por así decirlo, de otro nobel. Esa idea la retomaré para la próxima temporada pues la verdad sea dicha es así como son presentados en sociedad los compositores.

Giovanni Battista Pergolesi abre hilo musical nº 22 con una selección de su Stabat Mater. Fue un compositor que murió con 26 años (1710 – 1736) habiéndonos dejado un legado musical que auguraba un futuro prometedor.

Pergolesi comenzó su carrera pública como compositor en 1731, con el estreno de su oratorio La Conversione di San Guglielmo d'Aquitania, ejecutado probablemente por sus colegas estudiantes. La obra impresionó tan gratamente al Príncipe de Stigliano que encargó a Pergolesi una ópera para el teatro de su corte. La ópera llamada La Salustia, contaba naturalmente con un intermezzo cómico. La práctica de insertar entremeses cómicos entre los actos de una obra seria parece hoy incongruente, pero era de normal expediente en el siglo XVII. Otros maestros como Soler, Bach, Albinoni y Haydn acompañan a Pergolesi.

Kurt Leimer demostró tener talento musical desde muy joven. Su tío abuelo, Karl Leimer, fue instructor del pedagogo Walter Gieseking , con quien publicó varios libros de texto de piano. Su talento fue reconocido por Gieseking, Carl Schuricht y Wilhelm Furtwängler , quienes ayudaron a lanzar su carrera como concertista de piano. A los 18 años recibió una beca para el Conservatorio de Berlín , donde estudió junto a Vladimir Horbowski y Winfried Wolf . Ese mismo año, 1938, Leimer hizo su debut como concertista en Berlín. En 1939, continuó sus estudios con Edwin Fischer.

Es una verdadera lástima que Reynaldo Hahn sea recordado principalmente como el único amante conocido de Marcel Proust y no como un creador por derecho propio. Fue el menor de doce hermanos. Su padre, Carlos Hahn, fue un rico ingeniero, inventor y hombre de negocios alemán de ascendencia judía; su madre, Elena María de Echenagucia, fue una venezolana de origen vasco español.

Su relación con Proust pertenece a la década de 1890, mientras que Hahn vivió hasta 1947, luchando contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial y escondiéndose de ellos en tanto que judío perseguido en la Segunda.

Hahn escribió una ópera sobre El mercader de Venecia para París y un musical titulado Mozart.

El postromanticismo es un movimiento cultural, estético e intelectual que nace después y a partir del romanticismo, durante la segunda mitad del siglo XIX. Tuvo su máximo esplendor en Francia. Se expresó sobre todo en las artes literarias y musicales.

La etapa nacionalista coincide en el tiempo con los últimos coletazos del Romanticismo, que se produjeron sobre todo en Alemania. A este movimiento se le conoce con el nombre de Post-Romanticismo, que tanto en el ámbito expresivo como en el técnico constituye una prolongación del lenguaje romántico. Los autores post-románticos buscan llevar hasta el límite la exaltación de la individualidad y los estados anímicos personales. El resultado es un sonido amplio y, a menudo, grandioso, que se logra mediante orquestas muy numerosas y una rica y variada utilización de los instrumentos.

Martat Apellido de origen francés (Aquitania) y muy escasa difusión en España, escrito, indistintamente, como Martret o Martrat, y radicado, principalmente, en la provincia de Barcelona.

Según señala el filólogo don Francesc de Borja Moll en su obra “Els Llinatges Catalans”, procede este apellido del nombre latino martyratus, “martiritzat”, de martyre, “mártir”, como los también apellidos Martra, Martre, Martró y Martrús. Indica Moll que el apellido fue, en un principio, apodo o sobrenombre, convertido después, por el uso y la costumbre, en nombre de familia.

Con el paso de los siglos, el apellido se ha visto en diferentes contextos históricos, reflejando la migración y la movilidad social. A través de expediciones y exploraciones, algunos portadores del apellido Martrat se establecieron en nuevas tierras, llevando consigo su herencia familiar. Esto llevó a la diversificación del apellido en distintas regiones, lo que a su vez ha enriquecido su historia.