A veces no nos quedamos porque aún queramos… sino porque nos da miedo que todo lo que dimos se sienta perdido. Nos cuesta soltar lo que nos costó. Y eso pesa. Pesa más que el lugar en sí.
Soñamos con algo, lo conseguimos, lo sostuvimos con el alma…
pero llega un punto en el que ya no se siente bien.
Y entonces, en lugar de soltar, nos aferramos. No por amor, sino por culpa.
Por no “tirar a la basura” todo el esfuerzo, el tiempo, la entrega.
Este episodio es una conversación honesta con ese miedo.
Una reflexión para quienes saben que ya no son las mismos,
pero aún no se atreven a dejar atrás lo que un día quisieron.
Soltar lo que te costó no es fracasar. Es reconocerte, es no seguir donde ya no te reconoces y permitirte empezar otra vez desde la verdad de quien eres ahora.