Por Pablo Callejón
A las 6 de la tarde del 26 de noviembre de 2006, Nené se comunicó con un vecino del chalet en la calle 5 de la Villa Golf para que “se fijara si Nora necesitaba algo”. El teléfono de su hija no respondía y estaba preocupada. Pablo Radaelli la tranquilizó y prometió ocuparse. Cruzó una puerta lateral que comunicaba su casa con el hogar de los Macarrón y accedió al interior de la vivienda por la puerta de la cocina que estaba sin llave. Comenzó a llamar a Nora en voz alta sin hallar ninguna respuesta. Decidió subir hasta la habitación del primer piso que aún estaba en penumbras. Tras observar el cuerpo desvanecido sobre la cama volvió a gritar por Nora. Luego, solo silencio.
Cuatro años después, Nené debió enfrentar nuevamente la sentencia dolorosa de la muerte. Don Enrique, su esposo, falleció sin poder saber quién había asesinado a su hija. Nené sospechaba de un acto mafioso en la autoría del homicidio de Nora. Era su íntima convicción. 15 años más tarde, ni siquiera pudo concurrir al juicio. Fue demasiado tiempo de espera. Por su delicado estado de salud, unos días antes del comienzo de las audiencias firmaron por ella la renuncia a ser querellante. El vacío fue mucho más que un acto procesal.
Al concluir la marcha frente a Tribunales, Juan no pudo ocultar su escepticismo. Mientras algunos se mostraban preocupados por la suerte de Marcelo Macarrón, él decidió movilizarse por su hermana. “No creo que (el crimen) se resuelva”, admitió. El fiscal que no logró incomodar a la defensa quizás tampoco acuse. “Todos los días me pregunto el por qué”, afirmó el hombre de voz pausada y firme. Estaba convencido de que “los testigos no fueron aprovechados y solo trataron de cuidarlos”. La protección alcanzó a todos, o a casi todos, sin poder resguardar la búsqueda de una verdad real. Nadie sabe aún quien mató a Nora, por qué lo hizo y quienes ayudaron a encubrir el homicidio.
El día de su declaración ante el Tribunal y los jurados populares, Juan recordó que “desde el principio de la investigación, todos los caminos fueron equivocados”. Cuando le preguntaron a quien no se investigó, el hermano respondió sin titubeos: “a (Daniel) Lacasse, él fue el primer oportunista por la muerte de Nora”....