Nuestra sociedad también se caracteriza por entregarse de lleno a lo último, la novedad, la última tendencia, lo que se lleva. Así la gente va de un entretenimiento a otro, de una diversión a otra, sin pensar, sin meditar en qué están invirtiendo sus vidas y si a lo que le están dedicando su tiempo es algo valioso o que merece la pena. No piensan, no meditan si están yendo tras lo mejor o lo excelente, simplemente se dejan llevar. Pablo está orando para que el amor de los filipenses por Dios y por el prójimo crezca, abunde más y más, eso sí, siendo controlados por el conocimiento de Dios y de la Palabra y por el discernimiento espiritual que es guiado también por las Escrituras. Ese amor les hará “aprobar lo mejor.” Filipenses 1:9-11.