Los padres son el canal a través del cual llegamos a la Vida. Son nuestras raíces, nuestra memoria y nuestra fuente inagotable de Salud, Equilibrio y Amor. Tomar a los padres es beber de esa fuente y fortalecernos con humildad desde la sabiduría y coraje de los que nos preceden.

La culpa es una emoción muy dolorosa y dañina. Nos agota y nos empobrece. Liberarnos de la culpa es un acto de amor y responsabilidad, hacia nosotros mismos y también, hacia los demás. Exploraremos el sentimiento de culpa y como liberarnos de ella, para crecer y vivir en libertad. 

Ayudar a los demás es un llamado muy fuerte para muchas personas. Una relación de ayuda sana implica empatía, respeto y confianza respecto al proceso de la otra persona. Tan importante como querer servir y ayudar es el CÓMO realizamos esa acción que llamamos "ayudar".

Diálogo interior constructivo para que nuestra energía no se resienta y podamos afrontar los retos cotidianos con una actitud mental saludable.

Hacernos nuestros mejores amigos, para mirar y vivir eso que sentimos cada día con confianza y naturalidad. Los altibajos emocionales nos ayudan a adaptarnos. Escucharlos y atenderlos es fundamental.

Relaciones narcisistas. Ir un poquito más allá de lo que ya sabemos y habitualmente se cuenta sobre narcisismo para sanar la herida narcisista y romper patrones limitantes.

Relaciones humanas y toma de decisiones: del pensar al Sentir o darnos cuenta de la importancia de relacionarnos desde la verdad de lo que siente mi corazón.

Las personas con alta sensibilidad se lamentan de tener baja autoestima, como si su autoestima fuera una pieza defectuosa que necesita reparación.   

Las personas sensibles, en ocasiones, desconocen el verdadero valor de sus dones naturales, de ahí que se sientan más pequeñas o débiles en comparación con el resto. El autoestima de las personas empáticas necesita principalmente una mirada sensible.   

Ten confianza en ti y mírate con la misma amabilidad con que miras a los demás.

La empatía se define como la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella... Empatía y sensibilidad van de la mano pero la empatía tiene ese plus de implicación afectiva que para muchas personas supone más una carga que un don. La inteligencia del siglo XXI va a ser precisamente esa: la sensibilidad o la empatía bien canalizada. ¿Cómo hacer que ese don no se convierta en maldición? ¿Cómo regular las capacidades sutiles y sentir el mundo y la vida como el regalo que son? 

Nos preocupamos por entender lo que sucede alrededor pero el lenguaje del alma es sentido, no hablado ni interpretado. Entender es muchas veces un mecanismo de defensa que ralentiza la conexión con el ser que somos. El alma clama por compresiones que van más allá de la mente y sus creencias. Sentir y el lenguaje de los sentidos internos es la gran comprensión que se nos ofrece en el momento presente.