Nació en 1955 en una comunidad de agricultores, de 25,000 habitantes Comitán Chiapas.
A los 16 años pidió vivir con su abuela en Ciudad de México, donde estudió la carrera de Actuario Matemático en la UNAM.
Su tesis la realizó en la comunidad indígena de Tenejapa, Chiapas, modelando sistemas de subsistencia.
Habiendo terminado sus estudios universitarios, a los 20 años ingresó a la entonces Secretaría de Programación y Presupuesto para continuar proponiendo mejoras en los niveles de subsistencia de las comunidades rurales.
A los 23 años obtuvo una beca del Consejo Británico para estudiar la maestría en desarrollo económico en Cambridge, Inglaterra, a donde conoció a quien fuera su esposo por 18 años, de nacionalidad colombiana.
A los 25 años regresó a su natal Chiapas a dirigir el Programa Socioeconómico de los Altos de Chiapas (Prodesch) que capturaba recursos federales e internacionales para programas que elevan el nivel de vida de los indígenas de los altos de Chiapas. Su principal logro fue establecer la red de invernaderos de flores que aún prevalece en esas comunidades como fuente principal de ingresos.
A los 26 años se casó y se fue a vivir a Bogotá, Colombia, donde dirigió el departamento de economía de la universidad Externado de Colombia.
A los 27 años su esposo decidió que quería ser corredor de bolsa en Nueva York a donde se trasladaron, tuvieron dos hijas, María y Juliana, y Patricia estudió el doctorado en economía en la universidad de Columbia.
A los 35 años fue contratada por Pedro Aspe, entonces Secretario de Hacienda, para especializarse en liberalización de servicios financieros, conocimientos que un año más tarde utilizó como negociadora del TLC en servicios financieros.
Habiéndose firmado el TLC, fue designada vicepresidenta de supervisión de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Fue designada ahí porque a raíz del TLC era necesario homologar la supervisión y regulación bancaria con estados unidos y Canadá, tarea que concluyó justo antes de que explotara la crisis bancaria de 1994, donde tocó a Patricia apoyar en la resolución de cada uno de los 19 bancos que recién habían sido privatizados, y que muchos de ellos tuvieron que venderse a la banca extranjera, fusionarse con otros bancos, o de plano liquidarse.
Su experiencia en la resolución de la crisis bancaria mexicana dio pie a que Patricia fuera nombrada en 1999 director asociado del Banco de Pagos Internacionales, organismo basado en Suiza que se encarga de emitir las regulaciones de los bancos a nivel global. Ahí Patricia participó en las negociaciones del nuevo orden regulatorio mundial conocido como Acuerdo de Basilea II, y se dedicó a capacitar reguladores en todo el mundo.
A su regreso de Basilea en 2002 Patricia quería ser Banquera, ya no reguladora. Había aprendido las mejores prácticas bancarias en Basilea, y en su manejo de crisis había aprendido qué deben hacer los bancos para no caer en problemas. Así, se integró al equipo de Banorte como asesora del presidente del Consejo. Fue en Banorte donde Patricia desarrolló su pasión por desarrollar a las pequeñas y medianas empresas, por lo que en 2006, decidió fundar su propia empresa, Credipyme, con otros socios, dedicada exclusivamente a apoyar a los pequeños y medianos empresarios, que cuentan alrededor de 5 millones en el país.
En desacuerdo con los accionistas de control, Patricia dejó Credipyme para fundar Financiera Sustentable, y continuar con su sueño de apoyar a los microempresarios del país. Su aspiración es llegar a ser el banco especializado en apoyar a la base de la pirámide mexicana.
Patricia mantiene su vinculación con Banorte como la primera consejera independiente mujer de ese banco.