La etapa de la adolescencia puede ser concebida de diversas maneras acompáñanos en este episodio junto al Sociólogo Pablo Vivanco para descubrir dichas etapas.

Es una conmovedora historia ambientada en los primeros años de la República en un pueblo de la sierra ecuatoriana. Manuel de la Cruz, hijo de un peón concierto, talla una imagen del Niño Jesús para protegerse en un peligroso viaje. Agradecido por su protección, promete una misa cada año en su honor. A lo largo de las generaciones, la imagen sagrada pasa de familia en familia, y su devoción se extiende, otorgando milagros a quienes creen en él.

Historia del Quinde (colibrí) y Acangau (el pájaro burlón): En una casa vivían Quinde, un hombre dormilón, y Acangau, un trabajador incansable. También residían tres mujeres con habilidades especiales para sembrar. Las mujeres preferían a Acangau y menospreciaban a Quinde. Ambos hombres decidieron competir en la chacra para demostrar su valía. Tras la competencia, Quinde se transformó en un colibrí y voló enojado, mientras que Acangau confesó su engaño y se convirtió en un pájaro. Las mujeres, al intentar trabajar la chacra, se perdieron y se transformaron en sapos verdes.

Narra la historia de Nuse, una mujer shuara que lidera a su pueblo en la búsqueda de alimento en una tierra desolada. En medio de la aridez, Nuse encuentra a Nunkui, una misteriosa mujer que le muestra una exuberante vegetación. Nunkui les enseña la labor de la siembra y la cosecha, y les ofrece esperanza para sobrevivir. Finalmente, Nuse descubre que la pequeña niña prodigiosa que la acompaña es la misma Nunkui, la dueña y soberana de la vegetación.

Historia del Villonaco: En un lejano paraíso entre las montañas, una pareja de gigantes forma su hogar. Con el nacimiento de sus hijos, su felicidad se ve completa. Sin embargo, la muerte llega inesperadamente, y los hermanos gigantes deben enfrentar una amenaza de guerra. Con valentía y sacrificio, deciden proteger a su pueblo. Al dormir junto a la fogata, se convierten en dos gigantescas montañas llamadas Villonaco, que desde entonces protegen y cuidan a su gente.

El relato presenta el testimonio de un hombre que, en 1960, experimentó el misterioso llamado mientras contemplaba el atardecer desde la cima de Shiriculapo. Impulsado por una melodía de flautas, su cuerpo cayó al abismo mientras su alma se desprendía. Desde entonces, los suicidios persisten en la ciudad, y la leyenda de Shiriculapo se convierte en una mezcla de mito y realidad, evocando la belleza y la tragedia de este lugar singular en la provincia de Loja, Ecuador.

En esta historia tradicional shuar, se cuenta cómo el oso hormiguero llamado Wishiwishi solía entregar tamales hechos con su propia carne a su madre y a su suegra. Un día, un miembro de la familia descubrió que la carne provenía del propio cazador. Al enterarse de esto, todos sintieron asco y reprocharon a Wishiwishi. Como consecuencia, él se transformó en un oso hormiguero y fue maldecido por su vergüenza. Los mayores animaban a sus hijos a ser buenos cazadores para evitar pasar por la misma vergüenza que Wishiwishi. Así se transmitían las tradiciones shuar a las nuevas generaciones.

"Takea y el Colibrí" es un relato tradicional shuar que narra cómo el Colibrí robó el fuego a Takea para ayudar a los shuar, quienes sufrían al no tener fuego para calentar su comida. Gracias a este acto, los shuar pudieron sobrevivir y mantenerse calientes.

La vestimenta y accesorios de la etnia shuar tienen un significado especial en rituales y ceremonias. Las mujeres visten un vestido azul, llevan manillas y collar de plumas y mullos, y aretes con plumas de tucán, mientras que los hombres llevan una corona de plumas, lanza, collar de mullos blancos y colgantes de semillas de siembra. La manta ITIP representa la seguridad de quien la lleve. La culebra en la vestimenta de los hombres simboliza protección contra el mal.

En el pasado, la etnia shuar tenía tradiciones como la entrega de comida para pedir la mano de una mujer y el jefe de la aldea bailaba con la cabeza cortada del enemigo en celebraciones. Hoy en día, siguen brindando comida y chicha de yuca a los visitantes mestizos como muestra de amistad.