Buenos días, Hermanos y Hermanas listos para la reflexión. Hoy hablaremos un poco de "la Perfección cristiana" o la "Entera santificación"
En una revista con contenido cristiano, se publicó un artículo llamado: “El versículo más impopular”. Allí el autor comentaba que si Juan 3:16 es el texto favorito de muchos, entonces Mateo 5:48 debe encabezar los pasajes más impopulares: “Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto”. Algunos cristianos consideran que jamás podrían alcanzar la perfección, mientras que otros sienten que ya son perfectos. En cierta ocasión, mientras un grupo de obreros cristianos oraba, se expresó lo siguiente: “Señor, enséñanos a dejar de preocuparnos por alcanzar la perfección, pero ayúdanos a ocuparnos más en amarnos los unos a los otros”. Para muchos, parecería que la perfección es un blanco apropiado en todas las cosas, excepto en la vida cristiana. La gente no tiene problemas al tratar de lograr un peso perfecto o una perfecta figura. Se desvive por conseguir un trabajo perfecto o un auto ideal. El atleta se esfuerza por alcanzar un puntaje perfecto en su actuación. La tendencia actual es tener un modelo, es decir, un “héroe” a quien imitar. Nos identificamos con deportistas famosos, algún científico, una estrella de cine o algún actor o artista ¿Pero cuál debe ser nuestra meta a alcanzar?