Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias.
Somos seres humanos y vivimos en cuerpos físicos que fallan y decaen con el paso del tiempo. A lo largo de la vida enfrentamos toda clase de retos a nuestra salud.