En medio de la pasión del fútbol argentino, un defensor colombiano llamado Johan Romaña se ganó el corazón de una de las hinchadas más intensas del continente: la de San Lorenzo de Almagro. Entre cánticos que evocan su nombre, Romaña ha aprendido que la verdadera fortaleza está en no olvidar quién eres, aun cuando el entorno intenta cambiarte. Como aquel joven Daniel en Babilonia que nos reseña la biblia, Romaña demuestra que la identidad no se negocia: se defiende con fe, carácter y gratitud, y Dios engrandece a los humildes.