Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

La estrategia del maligno es que nosotros desobedezcamos ese mandamiento; cegando nuestra vista para que no nos demos cuenta del error que comentemos al entronizar personas, cosas o valores.

No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.

Siempre pongamos nuestra vista en Jesucristo, Él es el autor y consumador de nuestra fe. Sin Él, no hay salvación.

Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Debemos tener la confianza, la convicción y la determinación en las promesas de nuestro Dios… desechar la duda y vencer en el nombre del Señor.

Cuando los caminos del hombre son agradables al Señor, aun a sus enemigos hace estar en paz con él.

Está en nosotros usar el nombre de Jesús para limpiar nuestra vida, y librarnos de los errores que nos son ocultos… despejemos la ignorancia.

¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

Porque cada árbol se conoce por su fruto. ¿El fruto de tu vida, es agradable al Señor?

Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.

Nosotros tenemos la libertad de elegir si hacemos o no, la voluntad del Señor. Cada elección tiene un efecto diferente. ¿Cuál eliges?

Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.

El descomedimiento* nos afecta y afecta a los que nos rodean, por eso, nos es necesario tomar el ejemplo de nuestro Dios y conducirnos con paz hacia los nuestros y hacia nosotros mismos.

*Falta de respeto o de cortesía.

¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí?

Decidimos ¿dolor o alegría? En lo poco y en lo mucho, Dios es Dios.

No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. En algún punto de nuestra vida, hemos quebrantado la Ley de Dios; así que… ¿está obligado Dios a guardar su Pacto con aquellos que no guardamos su Pacto?

Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen divagar de las razones de sabiduría. Esa divagación nos hace apartar de los caminos del Señor.