cuando te encuentres en medio de una tormenta en la vida, recuerda que esta tormenta es temporal, que Dios está contigo, y que a través de la fe y la resistencia, saldrás más fuerte y más sabio. No tengas miedo, porque después de la tormenta, siempre llega la calma. Mantén la esperanza, busca el propósito detrás de tus desafíos y confía en que, al final, encontrarás paz y claridad en tu camino.