Proponemos que las organizaciones sociales sean reconocidas en la nueva constitución; que su actividad tenga efectos vinculantes sobre el diseño y administración del Estado.

La fotografía del encuentro entre Marcelo Catrillanca y Ramón Morales conecta con el espíritu del 18 de octubre, cuando millones nos tomamos de las manos al grito de no son 30 pesos son 30 años, justicia y dignidad ahora.

En Chile hay a lo menos 47050 personas viviendo en 802 campamentos.

A través de la nueva constitución el Estado debiera garantizar el derecho de los ciudadanos a una vida digna. Materializada (entre otras cosas) a través del acceso a una vivienda de calidad. Inclusive, la solución habitacional debiera contemplar bienes públicos; tales como los espacios de uso públicos: las plazas, los parques, los sitios memoriales y patrimoniales.

 Déjenme decirlo de una manera simple: Piñera se está comprando todos los números de la rifa de la destitución y elecciones anticipadas.

Sus decisiones desde antes  de octubre de 2019 hasta ahora, han tenido (y continuarán teniendo) terribles consecuencias para los derechos humanos, los derechos de los y las trabajadoras y para la vida y salud de las personas.

El proceso constituyente se inició fuera del marco institucional y es muy probable que permanezca allí. O sea, la verdadera asamblea constituyente va a ocurrir en la amalgama de participación -dialógica, deliberativa y consensuada-, que continúa brotando desde la ciudadanía de a pie y la defensa de los territorios.

La promoción, defensa y respeto de los derechos humanos debiera ser un imperativo de la nueva carta de navegación que tendremos en Chile.

Estamos siendo testigos y protagonistas del fin del tiempo de los partidos políticos. Sus integrantes se ocupan más bien de asegurar sus cuotas de poder y situación socioeconómica. Pasa en Perú y pasa en Chile.

Lo viejo que se niega a morir está aquí haciendo “una graciosa concesión” -como si fuera la corte de Luis XVI alojada en las tres comunas-: entregando dos que tres cupos de sus listas a las candidaturas constituyentes provenientes de los movimientos sociales.

Hay valores nobles que para nosotros son parte de nuestra fortaleza; mientras que para el Chile soñado desde las 3 comunas representan una amenaza.

En Chile miles de personas están en las cárceles como castigo por haber participado de la revuelta que desató el proceso constituyente.

Ellas y ellos necesitan nuestro apoyo para recuperar su libertad.

En Chile el proceso constituyente actualmente en marcha será un hecho fundacional de la sociedad de nuevo tipo que está por venir