Dios quiere usar a personas comunes y corrientes para provocar lo extraordinario en los demás.

Dios permite que entremos en temporadas bajo presión para provocarnos a tomar acción y sacar lo mejor de nosotros.

Cuando hay un avivamiento de generosidad el Reino de Dios se expande y mayor unción cae sobre la iglesia.

Cuando representamos a Jesús y llevamos el mensaje correctamente, las demás personas quieren ser parte de Jesús.

Para convertirnos en una iglesia de Hechos debemos entender que no se trata de nosotros, se trata de Jesús.

Una iglesia de Avivamiento es aquella que conoce, busca y vive las promesas proféticas de Dios en Su palabra.

Dios quiere que nos involucremos en lo que está en Su corazón orando por obreros. Pero Él también quiere que tú te conviertas en la respuesta a esa oración.

El amor de Jesus nos permite toda su plenitud no solo una parte.

Jesús conoce nuestras dificultades y se ha anticipado a orar por nosotros. No estamos solos.

Dios quiere que oremos no solo por nuestras necesidades, sino también porque se cumpla su voluntad.