Corría el siglo XIV en la península, y aunque estaba lejos todavía la reconquista, Castilla ya despuntaba cómo el germen de un todopoderoso imperio, a cuyo servicio se forjarían hombres como Fernando Sánchez de Tovar, que comenzó su actividad al servicio de Pedro I de Castilla.
Durante la Guerra de los Dos Pedros participó en la expedición naval contra Aragón de 1359 como capitán de una galera, y en 1366 durante la Guerra Civil Castellana cambio de bando y comenzó a servir a Enrique de Trastámara en Calahorra, entregándole la ciudad. Pedro I pagó esta traición con la muerte de su hermano Juan Sánchez de Tovar. En 1367 luchó en la batalla de Nájera y tras la derrota huyó junto a Enrique y Ambrosio Bocanegra a Aragón.
Tras la batalla de Montiel y la subida al trono de Enrique II de Castilla, Fernando Sánchez de Tovar continuó gozando de la confianza del soberano recibiendo el nombramiento de Guarda Mayor y le concedió el señorío de Gelves (en El Aljarafe, Sevilla).
En 1374 sucedería al gran Ambrosio Bocanegra como almirante de Castilla, dejando para la historia las hazañas de un gran hombre de astucia y valor que entró en el Támesis y saqueó el corazón de Inglaterra, arrasando repetidas veces la costa sur de la ínsula sin que nadie pudiese hacer nada por impedirlo, y que también luchó con éxito contra la incipiente armada de una a la postre poderosa flota lusa. Esta es su historia...