Dios es una dios de abundancia. El Salmo 23:1 dice: "El Señor es mi pastor, nada me falta." Esta afirmación de confianza y seguridad en la provisión de Dios resuena con la idea de que bajo su cuidado, no experimentamos carencia. En Deuteronomio 28:12, Dios promete abrir los cielos y derramar sus bendiciones sobre su pueblo: "Te abrirá el Señor su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos." En Dios todas las cosas son: abundantes, prósperas, fertiles de manera excesiva hasta no poderse contar.