Como ya muy probablemente lo sabrán, el grupo armado Estado Islámico está al borde de la derrota final en manos de las fuerzas de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
El futuro es incierto para un número indeterminado de canadienses que viajaron al extranjero para combatir al su lado. Se estima que desde 2012, entre 180 y 250 canadienses, hombres y mujeres, se unieron a grupos extremistas, pero en particular al Estado Islámico. Estos canadienses viajaron a Siria, Irak, Turquía, Afganistán, Pakistán y África del Norte.
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Alrededor de 60 regresaron ya al país, de los cuáles 5 fueron reconocidos culpables de haber intentado salir de Canadá o de haber salido para participar en las actividades de un grupo terrorista. Sus penas varían entre 7 y 8 años de cárcel. El gobierno canadiense estima que 190 de estos “viajeros extremistas”, como los llama Canadá, siguen en el extranjero.
Se sabe que alrededor de una docena de canadienses, hombres y mujeres, se encuentran actualmente encarcelados en campos de detención de la región kurda de Siria y que las autoridades canadienses ya saben sus nombres, afirma la Real Policía Montada de Canadá. Eventualmente esos yihadistas canadienses querrán regresar a su país. La pregunta que se impone es si hay razón para inquietarse por el regreso de estos canadienses.
La Dra. Cécile Rousseau, pedopsiquiatra y directora del Equipo de Psiquiatría Transcultural del Hospital para Niños de Montreal, dice que desde 2016 el ministerio de Salud y Servicios Sociales de Quebec creó un equipo encargado de todos los temas relacionados a la radicalización en Quebec.
Con la colaboración de la Real Policía Montada de Canadá (RCMP-GRC por sus siglas en inglés y francés) y a pedido de la Seguridad Nacional, existe un “comité de regreso” desde 2017, del cual ella es la directora.
Dra. Cécile Rousseau. © Radio-Canada/Stéphanie Dufresne
La Dra. Rousseau dice, con respecto a los que regresan, que hay que hacer una distinción entre el mandato de la seguridad nacional y el mandato de la RCMP y la policía en general en todo lo relacionado al aspecto criminal. Si hay motivo para judicializar, esas personas serán encarceladas apenas pongan un pie en el país. Si no tienen antecedentes serán interrogadas pero no encarceladas.
EL REGRESO NO TIENE QUE SER TRAUMÁTICO
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Nuestra preocupación a nivel psico-social es decir que el momento de la llegada es importante, es un momento de crisis para esas personas y eventualmente esas familias jóvenes y seguramente los niños. En consecuencia, respetando la ley y la seguridad nacional, es necesario también que ese momento no sea traumático.
Ella piensa a los países europeos y en particular a Francia, donde los niños fueron separados de sus madres sin previo aviso y sin ninguna preparación al bajar del avión, lo cual es una experiencia extremadamente traumática. Actuando de esa forma, y pensando además que son todos jóvenes, la sociedad se prepara a un futuro oscuro, porque a fin de cuenta se lastima y se traumatiza a esas personas. Hay que pensar que un día habrán pagado sus penas y serán liberados. Entonces en ese momento se desea que se reconcilien con una sociedad frente a la cual pueden ser ambivalentes.
Asalto final a Al Baguz. (Foto: BULENT KILIC/AFP/Getty Images)
Hemos visto en los últimos días reportajes en la televisión en los que se entrevista a algunos de estos jóvenes que dicen no lamentar lo que hicieron o que tienen dificultad en pronunciarse. Pero eso, dice la psiquiatra Cécile Rousseau, no es más inquietante o más tranquilizador que alguien que diga que lamenta que lo hizo y que está devastado, lo cual es posible,