Como iglesia entendemos que el creer en Dios es el sometimiento a su voluntad. Por lo tanto, todo aquel que tiene la mente de Cristo entiende quién es Dios, conoce Dios y tiene el nivel de la Fe de Cristo.

Como hijos de Dios entendemos que la mente de Cristo solo piensa en glorificar a Dios y a Él solo se le glorifica con excelencia.

Cuando yo entiendo que el Poder de Dios está en mi, empiezo a ser regido por él.

La manera de pensar es lo que te deja alcanzar la tierra prometida o lo que te deja morir en el desierto.

Como hijos de Dios entendemos que aquel que ama a Dios, ama su obra, por lo tanto, necesitamos estar enfocados no solo en iniciar, sino en terminar su Obra.

Como Sede Central disfrutamos de nuestro servicio presencial, adorando juntos al Señor y agradeciendo su obra en nuestras vidas.

Debemos mantenernos enfocados en su Palabra, porque mientras más enfocados estemos en ella, más enfocados estamos en Cristo.

Debemos mantenernos enfocados en el propósito de Dios, de modo que las circunstancias pierdan relevancia. Por lo tanto, tenemos que desarrollar la capacidad de enfocar a Cristo en nuestra vida, en nuestro corazón y en nuestra mente.

El llamado de Dios para la iglesia de Jesucristo, es una iglesia que no sea influenciada por el sistema, las costumbres, la manera de pensar y el estilo de vida de los que nos rodean.

Una voluntad firme es aquella que no es cambiada por ninguna circunstancia, ni interna, ni externa. Una vida de indecisiones y que fluctúa no glorifica a Dios.