La felicidad no se oculta tras fórmulas mágicas ni aún menos en la sabiduría de quienes creen saberlo todo, y se ven con el derecho de decirnos qué camino tomar y qué personas evitar. Ser feliz es cuidar de uno mismo para ser auténticos artífices de nuestros destinos, en libertad y en responsabilidad.