La defensa del mural ha levantado todo un movimiento cultural de solidaridad, cultura urbana de resistencia. Decenas de jóvenes y otros no tan jóvenes armados de brochas, pinceles, tarros de pintura, aerosoles, guitarras, flautas y tambores, Y van brotando las canciones y las poesías mientras que en grandes ollas se preparan sancochos comunitarios, todo en un ambiente de alegría y de fraternidad.