Mis hijos, en este episodio, os hablo con amor desde lo alto, recordándoos que nunca estáis solos. Estoy siempre a vuestro lado, guiándoos y cuidando de vuestros caminos. A través de la fe en Jesucristo, sois mis preciados hijos, y con el Espíritu Santo, todo lo hacéis con amor. Aprenderéis a caminar por el camino celestial, confiar en mis intenciones de paz, y permitir que la vida celestial brille en vosotros. Estad firmes en vuestra fe, rechazad lo terrenal y seguid al Espíritu Santo, logrando así ser un verdadero testimonio de Jesucristo.