Cuando hablamos de internos que viven bajo prisión, que están encerrados y que están pagando una condena debido a un conflicto con la ley, no solo son ellos los que sufren y viven la sentencia; su familia, sus hijos, sus amigos y si la hay, su pareja sentimental, también vive la separación, el dolor y la pérdida del ser querido, al estar privado de su libertad y perder este tiempo de convivencia con ellos.