Este pasaje bíblico tiene tres personajes principales:
1. Naamán, un hombre sirio de mucho prestigio en su nación.
2. La muchacha israelita, sirvienta de la esposa de Naamán.
3. El profeta Eliseo.
Naamán el sirio era leproso, y fue enviado al rey de Israel para ser sanado. El rey no podía hacer nada por este hombre porque no tenía la unción de Dios para sanar. Además, Siria e Israel no eran precisamente amigos. El rey de Israel se molestó mucho. Entonces, el profeta Eliseo interviene, lo manda a llamar y, de manera muy serena, y a través de su criado Giezi, lo manda a zambullirse en el río Jordán siete veces, pero el sirio se niega a hacerlo. El problema de este hombre no era solo la lepra, sino su mal carácter y su orgullo.
Eventualmente, sus criados lo persuaden, y Naamán se zambulle en el Jordán siete veces, y queda curado. Entonces, regresó a donde Eliseo, e hizo profesión de fe a Jehová.
El pasaje muestra que Dios no hace acepción de personas, naciones o razas. Él puede salvar a cualquiera, según su santa voluntad.