El pan siempre ha sido uno de los alimentos imprescindibles para muchas culturas. Es cierto que, al menos en el caso del pan blanco, es un producto que posee pocas propiedades nutricionales. Si bien es una gran fuente de energía, también aporta grandes cantidades de azúcares que elevan los niveles de glucosa en sangre, causando desequilibrios en nuestro organismo.