Pero ahora, algo sorpresivo se introduce en la historia: Dios parece, en esta instancia, manifestar su justicia hacia la humanidad, pero en otro tono. Parecería que, en este momento, Dios corre la ley a un lado —por eso el texto dice: aparte de la ley—, y parece revelar su justicia no de manera justiciera, sino mas bien imputándosela gratuitamente a débiles y despreciables pecadores que nunca obedecieron la ley, solamente sobre las bases de la fe.
Estos jamás obedecieron la ley, pues eran incapaces de hacerlo. Todos ellos fracasaron igualmente, y fueron destituidos de la gloria de Dios; y sin embargo en esta instancia del texto parece indicarse que la perfecta justicia de Dios podría ser imputada sobre el pecador sobre las bases de la fe.
Por eso dice: “Esta justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo es para todos los que creen. Porque no hay distinción (entre judíos, griegos, romanos, indios, chinos, hombres, mujeres, niños) por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria De Dios”.
Y sin embargo, “Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús”,
algo inédito y asombroso.
Así que definitivamente hay buenas noticias para la humanidad. Pero hay un dilema que resolver, que es el siguiente:
Romanos 1:18 dice que “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Esto ya lo hemos visto varios episodios atrás, y todos entendemos la premisa de este pasaje, pues es muy similar al sistema legal humano: Es justo que Dios manifieste su ira sobre el hombre rebelde, pues ha quebrado su ley y merece ser castigado. Eso nos parecería justo: Dios debe castigar al pecador por su pecado.
Pero entonces ¿cómo puede Dios manifestar su justicia perdonando al malo, en vez de castigándolo? Aquí hay algo que no queda muy claro todavía.
Salmos 5:4-6 RV60
[4] Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. [5] Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad.
Salmos 11:6-7 RV60
[6] Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos. [7] Porque Jehová es justo, y ama la justicia; El hombre recto mirará su rostro.
Esto nos parece justo. Aterrador, sí, porque estas sentencias se pronuncian contra todo pecador (nosotros inclusive), pero al fin y al cabo, es justo.
Pero ¿cómo es que Dios ahora manifiesta su justicia removiendo la ley del medio, y simplemente perdonando al pecador, imputándole una justicia que no tiene?
¿Acaso no es eso lo que hacen los jueces corruptos? ¿Dejar la ley a un lado y fallar a favor de sus aliados? ¿Cómo puede un Dios justo hacer esto y seguir siendo justo?
Pues bien, el pasaje continúa diciendo que a este Jesús Dios lo “exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia (vuelve s repetir ese concepto) , porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente”.
El sacrificio de Cristo aquí aparece íntimamente ligado a la demostración de la justicia de Dios. Pues a través de la historia de la humanidad, años, generaciones, siglos y milenios, Dios había soportado el pecado de la humanidad, pasando por alto a miles y miles que pecaron contra Él quebrando su ley, y que merecían la condenación instantánea.
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