En la sombría y enigmática Inglaterra victoriana, donde las sombras se extendían como tentáculos sobre las calles empedradas y los edificios de ladrillo, se encontró una figura que parecía haber sido creada por las mismas fuerzas oscuras que inspiraron los sueños más terroríficos Era Amelia Dyer, una mujer cuya vida fue un camino de muerte y destrucción, y cuya maldad parecía haber sido inspirada por fuerzas malignas que la impulsaban a actos de violencia y crueldad sin igual