En el otoño de 1998, se presentaron dos recursos colectivos contra 3 grandes compañías de cigarrillos canadienses: Imperial Tobacco, Rothmans-Benson & Hedges y JTI-Macdonald. Un recurso por las víctimas del cáncer de pulmón, de la garganta y de enfisema, y otro por las personas dependientes y adictas al tabaco.
El primero de junio de 2015, la Corte Superior de Quebec condenó a estas tres compañías a pagar 15.000 millones de dólares a unas 100.000 víctimas quebequenses del tabaco, de las cuales varias murieron desde entonces. Las compañías de cigarrillos apelaron este fallo ante la Corte de Apelaciones de Quebec.
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Del 21 al 25 de noviembre de 2016, ante la Corte de Apelaciones, las tres compañías intentaron hacer invalidar ese fallo. El Consejo Quebequense sobre el Tabaco y la Salud, CQTS, cuestionó vigorosamente los argumentos de las 3 compañías. Los 5 jueces de la Corte decidieron tomar más tiempo para deliberar el caso.
La Corte de Apelación de Quebec finalmente mantuvo el fallo de 2105 de la Corte Superior de Quebec, esta tarde. Pero para llegar hasta el fallo de hoy hubo que hacer frente a todas las tentativas de las compañías para invalidar el fallo de 2015 y a todo el proceso para obtener la autorización de la Corte Superior para llevar ante los tribunales a las 3 compañías. A esto hay que agregarle todo el tiempo necesario para preparar el proceso, dice Mario Bujold, Consejero estratégico del Consejo Quebequense sobre el Tabaco y la Salud, CQTS.
Hubo más de 50 fallos en este expediente en el transcurso de los últimos 20 años. Seguro que hubo retrasos debido a las tentativas para hacer invalidar las decisiones que se tomaron a lo largo de todo este proceso.
(Foto: THOMAS SAMSON/AFP/Getty Images)
Los elementos centrales en esta causa para el Consejo Quebequense sobre el Tabaco y la Salud, CQTS, pero también para el juez en 2015 cuando condenó a la compañía a pagar 15.000 millones de dólares a las víctimas, es todo lo relacionado con la responsabilidad de una empresa que saca un producto al mercado y su obligación de informar adecuadamente a sus consumidores. Lo que evidentemente las compañías de tabaco no hicieron, afirma Mario Bujold.
LAS COMPAÑÍAS MIENTIERON
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Ellas le mintieron a la población durante más de 50 años, ellas negaron e intentaron invalidar estudios científicos sobre el tema. Hicieron todo para impedir que la gente tuviera esa información para que siguieran fumando o para que comenzaran a fumar. Esa es una responsabilidad de la compañía de informar adecuadamente a sus clientes sobre las particularidades de su producto. Y este es uno de los aspectos que juez reconoció en la condena de 2015.
Recordemos que procesos parecidos también se han llevado a cabo en Estados Unidos. Tanto allá como aquí en Canadá, las compañías de cigarrillos hicieron todo lo que estaba a su alcance para escapar a las condenas y para lograrlo crearon mecanismos para desacreditar los estudios existentes. Contrataron a otros científicos para demostrar lo contrario y crear así una controversia en el plano científico. Entonces, no solo no dijeron lo que ya ellas sabían sino que se las arreglaron para que lo que ellas sabían no fuera conocido por el público.
(iStockphoto)
Seguro que a primera vista 15.000 millones de dólares parece una suma enorme, pero es igual un recurso colectivo que cubre a 100.000 personas. El monto que podría ser pagado a las víctimas varía según las enfermedades entre 24.000 y 100.000 dólares más los intereses. Y finalmente no es mucho dinero, para personas que perdieron el goce de su calidad de vida e incluso, que perdieron la vida de forma prematura, dice Mario Bujold.