En este episodio, el dueño de la zapatería, Juan Capablanca, entrevista a Pototo para un puesto en su tienda. Pototo necesita trabajar para comprarle a su mamá unos nuevos zapatos. Después de insultar accidentalmente al dueño y a su hija, Juan manda a Pototo al almacén de la aduana para recoger un cargamento de sandalias y botas para la tienda. La historia termina con todo el mundo en la comisaría acusanda a Pototo de robo porque los zapatos terminaron en posesión de la mamá de Pototo en vez del dueño de la zapatería.