En el episodio de hoy quiero hablarte de un aprendizaje vital que he realizado principalmente en los últimos tres años y que ha sido, entre otras cosas, gracias a mi negocio.
Siempre digo que crear un negocio hoy en día es un proceso de autoconocimiento brutal. Ya que el día a día del negocio te plantea desafíos que te llevan más allá de tus límites.
Como decía William Faulkner - no se puede nadar hacia nuevos horizontes hasta no tener el coraje de perder la vista la costa.
Y cuando navegas en aguas abiertas y desconocidas es esencial fluir y confiar.
¿Y eso cómo se hace? Te puedes estar preguntando. Aquí te voy a contar las claves y cuáles son las formas de pensar básicas que me han ayudado a ello.
Empezaré por las formas de pensar que me han ayudado y finalmente he integrado en mí de una forma serena.
La vida es movimiento. Así, sin más. La vida jamás se detiene. De hecho de las siete leyes universales una de ellas es la Ley de ritmo. Todo tiene su propio ciclo.
Darme cuenta de esto me llevo a darme cuenta de lo importante que es no estancarse, no quedarse enganchada en pensamiento rumiantes, en comportamientos repetitivos o en esconder las emociones que sientes. Sin duda sabemos lo que ocurre con el agua embalsada que no se mueve. ¿Identificas ese olor?
A todo dale movimiento a través de la observación y la aceptación. Mueve el cuerpo.
De esta forma de pensar, a esta otra forma de pensar que me ha salvado de más de una: lo que resistes persiste, lo que aceptas te libera.
De forma práctica, esto lo he comprobado cuando me sentía profundamente preocupada porque no llegaban clientes y no llegaba a la facturación que me había planteado.
Abro paréntesis aquí: esos objetivos que te pones la gran mayoría de las veces desde el ego, tu miedo o lo que externamente te dicen y te compras.
Cuando de tanto preocuparme, forzar y estancar la energía soltaba porque ya no podía más, entonces, llegaba un email, una llamada… y todo comenzaba a fluir.
Ostras, qué interesante me decía. Así que a través de esa experiencia me dí cuenta de lo esencial que es no forzar, no poner el foco fuera de ti.
¿Qué no llegan clientes? ¿Qué no cierras ventas? Deja de buscar fuera.
Para y mira dentro. Algo dentro de ti no está alineado. No hay coherencia entre tus tres mentes: mente somática (o corporal), mente cognitiva y mente de campo).
En tu interior tienes margen, puedes actuar. Fuera solo si lo haces dentro. Esta es mi experiencia.
De esta idea, la vida es movimiento, no resistas el flujo, viene la siguiente: todo es perfecto tal y como es. Tal cual, así lo siente. Todo encaja en un plan mayor que tal vez ahora ni siquiera atisbas.
Si lo quieres transformar, genial. Una vez más, escucha tu interior con curiosidad, con la mentalidad del explorador.
La frustración, la rabia, la desesperación, la duda, el miedo… siéntelo, pero no te quedes ahí. Siente que toda esa emoción se convierte en un río que va fluyendo a través de ti. Tú pones la barca y el remo con el que desciendes. Tu actitud, tu conocimiento y desde donde vives las experiencias.
Otra forma de pensar que me ha ayudado a observar con curiosidad y humor para no engancharme y congelar las experiencias dolorosas es: la vida es una gran obra de teatro. Un juego en el que pasas pistas con distintos desafíos y obstáculos.
Genial. Así que a jugar, juguemos. Pongamos nuestra energía en diseñar de forma consciente la obra de teatro que es tu vida. Es posible, y seguro que ya lo has hecho en determinados momentos en tu vida. Solo tienes que recordar.
Y estas formas de pensar y sentir, básicamente, me han llevado a ir poco a poco integrando en mí dos energías: la masculina y la femenina.
Con el paso de los años pude comprobar que ambas eran dos expresiones de lo mismo y debía integrarlas. Ponerlas a bailar juntas para diseñar y crear mi vida y mi forma de estar en la vida.