El espacio de esta semana vuelve a estar dedicado íntegramente a Bob Dylan, en la segunda emisión de una serie de programas centrados en la obra genial del cantautor de Minnesota, de una renovada actualidad a raíz del reciente estreno de A complete unknown, la muy interesante película de James Mangold que gira sobre el punto de inflexión que para la carrera del artista supuso su transgresora participación en el Festival de Newport de 1966, en el curso de la cual se produjo la apertura del músico al universo del rock eléctrico, cambio que fue interpretado como una traición por los más acérrimos defensores de la pureza acústica del movimiento folk.
En el programa de hace siete días ofrecí una decena de canciones muy destacadas nacidas entre los años 1962 y 1966, por lo que en el de esta semana saldrán al aire otros temas, también magníficos y bien conocidos, correspondientes a una etapa que abarca desde ese 1966 en el que cerramos la anterior entrega, hasta el 1978 de la última canción que hoy sonará. La mayoría de ellas están recogidas en un estupendo cofre, que con el austero título de Dylan, se presentó en 2007 incluyendo tres discos que recogen medio centenar de clásicos del músico.
De cada una de ellas se presenta también la letra, esos textos a veces oscuros, a veces surreales, pero siempre lúcidos, siempre intensos, siempre llenos de belleza, que caracterizan la obra de un autor que, sobre todo, y por encima de su condición de músico, es un poeta, un excelente poeta. Todos ellos están extraídos de un libro monumental que recopila casi todas las letras de sus canciones y que con ese título, Letras, se publicó en 2007 por el esfuerzo conjunto de las editoriales Alfaguara y Global Rhythm.