Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 76 📕 Libro II Un alma en Cristo 2 de septiembre de 1990 𝕃𝕒 𝕞𝕖𝕕𝕚𝕒 𝕙𝕠𝕣𝕒 𝕕𝕖 𝕠𝕣𝕒𝕔𝕚ó𝕟 Son las 5:30 de la tarde y estoy haciendo oración en mi habitación. No me siento contenta de mí misma. Creía que los deseos del Señor serían para mí órdenes, que yo correría a ejecutar; pues bien, no es así. Él sólo sabe lo que me cuesta cumplir la media hora de levantarme antes para hacer oración. Lo hago muy mal y esto me hace sufrir. Él siempre pone el dedo en la llaga. Hija mía, es cierto que actúo de esa manera. Siendo sabedor de todo y conociendo a las almas, ¿no voy a pedir aquello que más les cueste? ¿No me pidió a Mí el Padre una entrega total? ¿Midió acaso el Padre el sufrimiento que debía pasar su Hijo por las almas? Sonrío, como siempre, y me digo: pobre pequeña mía, qué pequeños son sus problemas y ella ¡cuánto se angustia! No creas que no me gusta verte preocupada, tratando de cumplir a la perfección mis mandatos, encontrándote con tu pobreza, con tu esfuerzo contra tu pobre cuerpo cansado. Me gusta ver tus ojos que, al mirarme, miran al suelo porque crees que no cumples. Tu mirada triste me llena de amor por ti. Yo, Jesús, hoy te digo: debes luchar contigo misma y vencerte. Mirarme fijo a los ojos y decir: «Mira, Padre mío, hoy lo he hecho mal, pero mañana lo vuelvo a intentar.» Y ofréceme todo lo tuyo. Tus debilidades son buenas porque te mantendrán en la humildad tan deseada por ti. ¿Qué sería de mi pequeña si se creyese perfecta y tan cerca de mí? Entonces sí que contristaría mi divino Corazón y Yo diría: Pobre pequeña mía, no me ha entendido, no sabe que yo soy perfecto y que el hombre no lo es; no sabe que la verdadera humildad es sentirse pequeño e indigno de Dios, porque sólo aquel que conoce a Dios sabe que es nada y sabe que, sin la gracia de Dios, nada sería ni nada haría que fuera digno de Dios. Entonces, sigue siendo cada vez más pequeña y cada día más indigna de Mí. Eso quiere decir: tener un mayor conocimiento de Dios y una mayor humildad. Piensa que conociéndote te escogí, y que lo espero todo de ti. Padre mío, cuánto te quiero. Sólo Tú me amas como nadie. Me entristece mucho que mis hermanos no conozcan tu amor, y eso que Tú lo das a manos llenas. Sé que es una gracia, que Tú me has dado, el saber que me amas. Y sé cómo me amas… tanto que mi corazón se encoge al sentir el tuyo dándose. Y siento tanta felicidad que digo: Padre, por fin soy amada como quería. Nadie me ha querido tanto como Tú. Sé que el hombre es pobre para amar, y yo soy más pobre que nadie porque, conociendo tu amor, vivo como los demás y me siento tan terrena, que me avergüenzo de mí misma. Te pido con toda mi alma ser como Tú quieras que sea, hacer aquello que Tú quieras y, sobre todo, hacer tu Santa Voluntad. Querida hija mía, lo sé y mi dolor es amar tanto a mis hijos y ser correspondido por tan pocos. Déjate llevar por ese amor que sientes en tu corazón y ven dócilmente a mí. Entrégate a Mí, ámame como sabes amar y todo lo demás vendrá solo, porque Yo te llevaré con dulzura y seguridad. Y como sé que tú así lo deseas, iremos juntos hasta toda la eternidad, fundidos en el amor que siente tu pobre corazón, fundidos en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Al ser amado por la Santísima Trinidad se es amado por todo el cielo, porque se pasa a ser parte de la familia celestial, se es hijo de Dios.Jesús mío, tengo una pregunta. Mi amigo Javier me ha apuntado a una peregrinación a Fátima. Es el puente de la Virgen del Pilar y día de la Misa de consagración del Grupo. No he hablado todavía con mi Padre espiritual y no sé si podrá celebrar él la Misa. Yo creo que no debo ir ¿Cómo voy a dejar que se consagre el Grupo sin mí que, por tu deseo, lo represento? Hija mía, sé que te hace ilusión ir a Fátima. Pero no debes ir, por varios motivos. Primero por el Grupo, después por tu familia. Ya has salido este año bastante y no debes dejar excesivamente a tu familia. No debe parecer que los tienes en abandono. Además, está el dinero; también pensando en tu familia. Considera que debes tener una economía general en la que tú eres la primera en sacrificarte. Ya irás a Fátima. Ahora dile a Javier que Yo te he dicho que no, y que él debe comprenderlo. Que vaya él y venere a mi santa Madre, y que Yo le amo a él con toda mi alma. Grupo María Auxiliadora (1990). Un alma en Cristo Libro II