Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 22
📕 Libro II Un alma en Cristo
20 de abril de 1989 (II)
𝕀𝕕 𝕒 𝕡𝕣𝕖𝕕𝕚𝕔𝕒𝕣
Yo le decía al Señor: Señor no sé si hago tu Voluntad. Cada día me absorbe más el Grupo de María Auxiliadora. Tengo miedo de no estar haciendo lo que Tú quieres, pues no tengo tiempo para orar. Rezo el Santo Rosario deprisa y corriendo y, cuando caigo en la cama, me duermo sin poderlo remediar. Esto me preocupa. No sea que vaya a ser que, buscando a otras almas, se pierda la mía.
No puedo menos que sonreír al escucharte. A ver, ¿si Yo te dijera que ya no hace falta que hicieras el Grupo, tú lo harías?
Padre mío, no lo haría.
¿Qué harías?
Me quedaría en mi casa, arreglándola, contemplándote sin prisas, iría a Misa por la tarde cuando pudiera y, sabiendo que hay gente en los hospitales, iría sola. Puede que dedicase una tarde a una persona, pero sin compromisos y sin Grupo, libremente.
Bien, hija mía, ¿curarías a alguien?
Pues sabiendo que Tú me das la fuerza, si viera que era necesario quizás lo haría. Pero me da mucha vergüenza; no puedo evitarlo.
Yo, Jesús, te digo que ensalzaré a aquel que, olvidando sus gustos, su voluntad, hace, por amor a mi santo nombre, todo lo contrario a su gusto. Ensalzaré al que lucha con ahínco poniendo su voluntad y su ser al servicio de su Dios.
Mira bien, hija mía: la oración llega al corazón mismo de Dios. No se puede ser santo sin oración, pero ¿qué es la oración? Oración es todo aquello que, hecho con la intención de agradar a Dios, sabemos que le gusta. Es hacer todo lo que hacemos creyendo que así cumplimos su voluntad: todo lo que, aún no estando de acuerdo, se hace por su amor. Todo, todo lo hecho con esta intención, llega al corazón mismo de Dios.
Por tanto, caminar haciendo el bien en mi nombre, es oración; ir a los hospitales sin miedo al contagio, o mortificando las sensaciones humanas de asco o de adversión, por amor a Mí, es oración. Fíjate, hija mía, que Yo no digo en mi Evangelio: «sentaros a orar», aunque también es necesario hacerlo. Yo digo: «Id a predicar mi santo nombre, id a las ciudades y plazas a hablar de vuestro Dios». En mi caminar, ¿estuve acaso quieto, fijo, sólo en un sitio? ¿No fui por los caminos y plazas curando y estando al lado de los pobres? ¿Qué dije a mis apóstoles? Id en el nombre de Dios a caminar y predicar. ¿No se dividieron y cada uno se fue solo, repartiéndose la labor para poder así llegar a más gente? ¿No hizo cada uno un grupo de seguidores, de los cuales ellos eran la cabeza, presidiendo en mi santo nombre? ¿Acaso sabéis si ellos lo hacían por placer?
¿Dice la Biblia algo de sus sentimientos personales? Ellos lo hacían todo por amor a Dios y, a través de ese amor, amaban al prójimo enseñándole la verdadera doctrina, la de Cristo, por lo cual se gana la vida eterna.
Tú has siempre mi voluntad, acogida a la santa obediencia a tu Padre espiritual; y sigue.
Grupo María Auxiliadora (1989). Un alma en Cristo Libro II